martes, 1 de enero de 2013

Autoestima I. Concepto y características

Hoy vamos a empezar otro apartado, el de autoestima. La autoestima es muy necesaria para poder desarrollarnos de manera correcta y por ello es muy importante que los educadores (padres, maestros, educadores sociales, etc.) la tengamos muy en cuenta e intentemos mejorarla siempre. 

La autoestima es la evaluación que hacemos del concepto que tenemos de nosotros mismos. Según Pope, la autoestima está basa en la combinación de la percepción de uno mismo y el ideal que tenemos de nosotros. El ideal de uno mismo es la imagen de cómo nos gustaría ser, el deseo de poseer determinados atributos. Este autor señala cinco áreas en las cuales los niños tienden a valorarse:
  • Autoestima global: percepciones, sentimientos y valoraciones como persona.
  • Imagen académica: lo que consigue hacer en el colegio.
  • Corporal: la imagen, las habilidades y las destrezas físicas.
  • Familiar: como se siente valorado por la familia.
  • Social: la forma de como se evalúa respecto a los demás.
La autoestima condiciona la interpretación de las vivencias, las experiencias y las situaciones que vaya encontrándose a lo largo de la vida. En el ámbito escolar condiciona el aprendizaje y las relaciones sociales, fundamenta la responsabilidad, determina la autonomía personal y refuerza la creatividad.

Fomentar la autoestima es fomentar las propias capacidades de hacer frente a la vida.

El desarrollo de la autoestima forma parte del proceso cognitivo de la construcción personal. Es una realidad dinámica que se modifica con la experiencia integrando nuevos datos e informaciones (Marchago, 1991). Las elecciones que se hacen, las opciones que se toman a lo largo de la vida van moldeando el autoconcepto y en la medida que cambian las personas o sus circunstancias, , la manera de satisfacer la necesidad de autoestima puede ir cambiando.

En el desarrollo de la autoestima intervienen factores biológicos (el propio temperamento), sociales (la información sobre nosotros que recibimos de los demás) y emocionales (como filtramos emocionalmente la información que recibimos). Todo esto genera una serie de sentimientos sobre uno mismo que pueden ser positivos o negativos. Nadie nace con estos sentimientos, si no que los vamos construyendo a lo largo de nuestra vida.

En el desarrollo de la autoestima intervienen las condiciones siguientes:
  • La vinculación: el sentimiento de participación y pertenencia.
  • La singularidad: la aceptación de la identidad personal, de las propias características físicas, intelectuales, culturales.
  • La competencia: relacionada con las aspiraciones, el éxito del dominio del mundo que nos rodea (Mruk, 1998). Esta sensación de eficacia es básica para la automotivación.
  • La disposición de modelos: necesitamos tener personas con quien contrastarnos.
Las personas que conocen y aceptan sus capacidades y limitaciones, sus virtudes y sus defectos, y que toman una postura crítica y constructiva hacia ellas tienen una buena autoestima y presentan las características siguientes:
  • Confianza en uno mismo y en los demás.
  • Son decididas, positivas y convenientemente asertivas.
  • Se centran más en las posibilidades que en los problemas, por ello se implican en el propio crecimiento personal.
  • Toman decisiones libres y responsables.
  • Defienden sus derechos, ideas y convicciones.
  • Sale con más éxito de los problemas.
  • Si es demasiado excesiva, la autoestima también puede ser mala porque conduce al narcisismo, con conductas de exibicionismo, con falta de empatía, maquiavelismo y deseo de dominio y control sobre los demás. Además, perjudica la cognición de nuestros errores y de las propias limitaciones y hace que se rechace la información negativa pero útil.
Las personas con baja autoestima presentan las características siguientes:
  •  No encuentran aspectos de ellas mismas de los cuales sentirse orgullosa.
  • Son especialmente sensibles a la información negativa que les llega sobre ellas y prescinden de la positiva.
  • Suelen ignorar sus posibilidades y se centran en sus debilidades.
  • Sienten insatisfacción y rechazo.
  • Pueden aceptarse pero rechazar a los demás, aceptar a los demás y rechazarse a sí mismas o rechazar a todos y a ellas mismas.
  • Son muy vulnerables (Baumeister, 1993).
  • Pueden reaccionar con actitudes defensivas, de retirada o de negación de la baja autoestima mostrando una actitud positiva ficticia.
  • Pueden presentar conductas compensatorias, para disminuir el sufrimiento.
  • Tienen mayor riesgo de sufrir depresión.
Para finalizar, me gustaría hablar de la diferencias de autoestima entre hombre y mujeres. Según un estudio realizado en EEUU, en el cual se presentó a un grupo de niñas y niños, un conjunto de problemas que eran muy difíciles de resolver para su edad, y se les pidió que los resolvieran. Al final de la tarea se les formularon una serie de preguntas y de ellas se ha extraído que las niñas tienen tendencia a la autoculpabilización y al retraimiento, mientras que los niños se perciben con capacidad de salir con éxito de las situaciones difíciles.

La formación de personas autónomas, autosuficientes, seguras y con capacidad de tomar decisiones, que se acepten, que encuentren su propia identidad, son los objetivos principales en nuestra acción educadora. Pero estos objetivos son más difíciles de conseguir para las mujeres. Es un hecho socialmente definido que se refuerza el rol de la acción para el hombre  y de retirada para la mujer. Gracias a Dios, a medida que pasa el tiempo, desde las instituciones educativas se intenta cambiar este hecho, pero hemos de tener en cuenta que la educación en el cole no sustituye a la que reciben en casa y en ese ámbito sólo pueden actuar los padres.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que, generalmente, en el colegio, cuando hay alumnos distorsionadores invertimos mucho esfuerzo en solucionar los problemas que se derivan de ello, pero cuando algunos alumnos nos ofrecen su buen comportamiento (casi siempre la niña representa este papel) casi se lo agradecemos y con esta actitud reforzamos ese rol. Pero antes de aceptarlo nos tenemos que preguntar si detrás de esa niña o niño bueno hay algo, si lo está representando sólo para agradar; tenemos que mirar que tipo de autoestima presenta, si alta o baja,  para saber si debemos intervenir.
  
Bibliografía:

CARPENA, Ana. Educació socioemocional a primària. Vic, Eumo Editorial, 2001. Páginas 35-41.

2 comentarios:

  1. Bastante interesante el tema de la autoestima, realmenta ya solo con el título me atrajo, y admito por experiencia propia que sin autoestima... pocas cosas esperaras siempre de ti y es una sensación frustrante, entonces concuerdo contigo en que debemos fomentar la buena autoestima siempre y cuando pisando con los pies en el suelo jeje pero si que se debería felicitar más seguidamente las cosas buenas que realizan tanto mayores como pequeños. Así la persona que mantiene una baja autoestima (aunque realmente no sea en todos los casos) pueda ver realmente cosas buenas de sí misma y así mejorar más en su propia vida diaria y aptitudes!! Te felicito por el blogg sigue así !! besos

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  2. Muchas gracias por comentar. Me gusta saber los puntos de vista de los demás. Te ayudan a tener más opciones y a conocer otras mentalidades o formas de pensar.

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